¿Sabías que una suspensión en mal estado puede aumentar la distancia de frenado hasta un 35%? Una suspensión defectuosa hace que la parte trasera del vehículo se levante, disminuya la tracción y en consecuencia aumente la distancia de frenado. A continuación veremos cómo funciona este sistema y explicamos los principales síntomas de una suspensión en mal estado. ¡Vamos allá!
¿Cómo funciona la suspensión del vehículo?
La suspensión está compuesta de varios elementos básicos, siendo el primero el muelle, cuya función es soportar el peso del coche aportando al mismo tiempo flexibilidad y procurando mantener una distancia constante con el suelo. A continuación tenemos el amortiguador, cuya función es reducir al máximo las oscilaciones y limitar la velocidad de ascenso del muelle. También tenemos la barra estabilizadora, que proporciona un mayor control sobre el ángulo de inclinación del vehículo y luego están los brazos de suspensión, que son el conjunto de piezas que forman parte de las diferentes articulaciones que posibilitan los movimientos verticales de las ruedas.
Al igual que el resto de elementos que conforman un vehículo, la suspensión se va deteriorando y desgastando con los kilómetros y el paso del tiempo de una forma lenta y no fácilmente detectable, por lo que sus componentes podrían perder eficacia sin que nos percatemos (es recomendable revisarlos cada 20.000 km).
Gracias a sus cualidades de elasticidad y amortiguación, la suspensión permite que los neumáticos funcionen en las mejores condiciones posibles de adherencia, mitigando y corrigiendo las posibles transferencias de masa cuando realizamos alguna maniobra y evitando así los rebotes y oscilaciones de la carrocería. Es por esta razón que debemos guardar especial cuidado en conocer los síntomas de una suspensión en mal estado, ya que no solo influye en el comportamiento del vehículo sino que una suspensión deteriorada causará que el mismo recorra una mayor distancia antes de detenerse, repercutiendo de forma directa en nuestra seguridad.
7 Síntomas de una suspensión en mal estado
La altura del vehículo varía: La degradación o agotamiento por antigüedad de los materiales con los que están elaboradas las piezas del sistema de suspensión podrían causar variaciones en la altura del vehículo.
Rebote en exceso: El rebote excesivo e inusual podría ser señal de unos amortiguadores con desgaste.
Ruidos inusuales entre los elementos de la suspensión: Si la suspensión se vuelve ruidosa, especialmente al pasar por encima de baches, podría ser señal de que hay alguna pieza rota entre sus componentes o de unos cojinetes en mal estado.
Vehículo desnivelado: Si notamos una inclinación inusual hacia algún lado o si está más hundido por delante o por detrás podría ser a causa de una fuga en alguno de los amortiguadores en el caso de la suspensión hidráulica, o que el coche no se levanta una vez que ponemos en marcha el motor en los de suspensión de aire o neumática. En casos extremos podría ser producto de que uno de los brazos de la suspensión esté doblado o partido.
Vibraciones: Generalmente son un síntoma de holguras o deformaciones de algún componente en el sistema de suspensión.
Es necesario hacer correcciones inesperadas de la dirección durante la conducción: Si en salidas cerradas el vehículo se inclina más de lo esperado o flanea durante las frenadas podría ser a causa de desgaste excesivo en los amortiguadores.
Desgaste inusual de los neumáticos: Si el desgaste se detecta en una parte poco común, como por ejemplo solamente uno de los lados del neumático, también podría ser indicador de algún problema con la suspensión.